El blogger Julio Alonso escribió hace ya tres años un artículo hablando de ese famoso Google bomb en el que se enlazaba la web de la SGAE bajo el calificativo de "ladrones".
A la Sociedad General de Autores y Editores la campaña no le gusto nada, tanto es así que ha demandado al mensajero. Julio Alonso recibió hace unos meses un burofax donde la entidad de gestión le exigía que reescribiese su viejo artículo, que aparece aún hoy entre los primeros resultados cuando buscas "ladrones"en Google, para presentar a la SGAE como víctima de una conspiración. Los pobres.
Julio Alonso se negó. Ahora ha llegado la demanda. Le piden 9.000 euros de multa y una rectificación pública. Irá a juicio. Lo más probable es que lo gane -a no ser que dios se meta en la sentencia, basta con leer el artículo por el que la SGAE protesta para ver que Julio sólo informaba, no invitaba a nadie a sumarse a la campaña ni mucho menos acusaba a la SGAE de robar-. De hecho, el pequeño blog de "Merodeando" no es, ni mucho menos, el único medio que informó de esta noticia. Tanto El País como El Mundo, por poner sólo dos ejemplos a bote pronto, contaron la historia. ¿Por qué la SGAE demanda entonces al más pequeño? Muy sencillo: no se trata de ganar, se trata de intimidar.
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