El laconismo había sido la regla del cuarteto. Se trataba de mantener el misterio. El nombre, División del Gozo, estaba tomado de las prisioneras obligadas a prostituirse en los campos de concentración. En el grupo anterior, Warsaw habían utilizado imágenes ambiguas: un arrogante tamborilero de las Juventudes Hitlerianas o un soldado alemán encañonando a un niño judío.
A diferencia de otros grupos británicos formados en la música afroamericana, Joy Division bebía en la cultura de la Europa continental. Eran chicos de clase media que se pagaban instrumentos y caprichos con trabajos temporales. Joy Division se beneficiaba de estar en una discográfica tolerante, Factory, desarrollada por un periodista de televisión, Tony Wilson, más mecenas que hombre de negocios. Tony se ocupó de que tuvieran un elegante diseñador, Peter Saville, y un productor rupturista, Martin Hannett.
Desde Salon Kritik.
miércoles, 11 de julio de 2007
::: Joy divison :::
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